Carta de la directora
Entramos en el mes en que las ciudades cada vez destellan más, con una iluminación descontrolada en plena crisis de energía, a ver que me gusta la iluminación, pero menos es más. A veces cuando veo tanto brillo del malo, porque hay algunas decoraciones que son para echarse a llorar, pienso que vamos a ser invadidos por miles y miles de urracas. Yo solo quiero ver las estrellas, ver sus destellos, bailar bajo el cielo como si fuera una gran bola deslumbrante, sigo los pasos de los brillos que se reflejan en cada charco, sigo la estela de la luz de la luna y la del sol, que me conducen hasta este número lleno de personajes despampanantes, deslumbrantes, destellantes, brillantes y sobre todo únicos. Nuestra portada nos llevó a Londres a fotografiar…