¿Por qué volar es tan humillante?
VOLAR ES UN SUPLICIO. Ni siquiera la clase business, en alguna de las mejores líneas aéreas de marca mundial, es placentera. El verdadero triunfo del terror después del 11-S es la sensación que nos impuso al viajar: cuando subimos a un avión nos sentimos inseguros. Esa inseguridad permanente es el acto terrorista más longevo de la historia. Ante esta situación de nerviosismo generalizado la “experiencia cliente” ha desaparecido. La oportunidad la pintan calva para el desarrollo de marca. La industria aeronáutica necesita recuperar sus esencias. Se trata de una de las industrias más tecnológicas y diariamente se olvida del cliente. Pensó que las salas VIP serían suficientes; que tener una carta de vinos con riojas y riberas bastaría. Pero qué va. Las revistas de a bordo se subastan al mejor postor…